¡Pues
no veas cómo canta
la Rosita
esa del Museo de Mérida! Y cómo se lo inventa y cómo interpreta. Doble
vis la suya: cómica y dramática. Y las dos de lo mejor que hemos tenido.
En solo unos meses ya tiene ella sus tres personajes: Es Oceánide de
Prometeo en el Oráculo y del número de los Legionarios de
la Tuna
en el Juicio a Federico, y fue Tos en los guiñoles de las Cucarachas de
Princeton. Es un rato graciosa; y culta, muy culta. No hay quien le de
gato por liebre ni sardina por boquerón. Ni hay quien le ponga el
cascabel a su imaginario gato de angora, chato y barato. El gato; ella no.
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